El miércoles 4 de septiembre, vivimos un encuentro especialmente emotivo, en el cual las familias tuvieron la oportunidad de experimentar, a través de la celebración de un Ágape, el amor incondicional y divino que Dios nos brinda. Este evento no solo fortaleció los lazos familiares, sino que también ofreció un espacio propicio para reflexionar sobre la gracia y la bondad que nos rodean.
El ágape, con su ambiente de fraternidad y compañerismo, se convirtió en un recordatorio palpable de la presencia constante de Dios en nuestras vidas y en nuestra comunidad. Fue una ocasión significativa para valorar la importancia del crecimiento espiritual de los hijos, especialmente al prepararse para recibir el Sacramento de la Comunión, celebrando esta etapa como una gran bendición en su vida espiritual y familiar.
Hna. Eudelia Saavedra Zabala
Coordinadora de Pastoral